26 sept 2007

Volver a casa

He servido de todo.
He contenido lápices y también monedas.
A veces me he quedado días, días y días
medio lleno de agua
al lado de una cama perlado de burbujas.
He, también, albergado flores
hasta que se han ajado.
Hasta que han perdido o transformado
su delicado o fuerte aroma
y han quedado sin pétalos,
desnudas, enmohecidas.

Aceite de freír y cepillos de dientes.
Café frío y un huevo que se ha roto.
A menudo he visitado el frigorífico
y he vivido un invierno sin luz
y limones mohosos y tomates transgénicos.
Soy un vaso y quiero ser pecera.
Tener un micromar calmo y con peces
y que penetre el sol
hasta el abismo de mi oscuro fondo.
Quiero tener anémonas, corales y gorgónias
y una legión de perezosas holoturias.
Quiero tener también una fiera morena
escondida entre rocas, acechante.
Y un pez loro, y un pez payaso,
y un pez ángel sobrevolando praderas posidónicas.
Soy ambicioso y quiero ser también el santuario
de las poquitas focas monje
que quedan en el mundo.
De tortugas laúd y ..... por qué no,
de una o dos familias numerosas
de ballenas piloto y de rorcuales.
Quiero que se disuelvan mis paredes tranparentes
en el agua salina.
Y perderme,
mezclarme con el plancton y ser parte del agua.
Y volver a mi casa, a mi mar,
al origen de todos y cada uno de los vasos.

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